Los seis grandes yacimientos mineros ocupan las estratégicas y conflictivas cabeceras de cuenca en cinco provincias de la región.
Elizabeth Prado y Roberto Ochoa.
Visto desde el cielo, el enorme tajo abierto del yacimiento minero de Yanacocha simula una herida abierta en territorio cajamarquino. Y demuestra un dato poco conocido: el área de la cicatriz ha cuadriplicado en extensión al de la propia ciudad de Cajamarca.
Ubicada a solo 48 kilómetros al norte de la capital cajamarquina, minera Yanacocha (“laguna negra”, en runasimi) se asentó sobre un complejo acuífero conformado por varias lagunas hoy extintas. Un paisaje similar al que hoy en día se puede ver en la zona en conflicto de la mina Conga.
La imagen satelital muestra las cinco minas de tajo abierto, cuatro plataformas de lixiviación y tres plantas de recuperación de oro, que constituyen las instalaciones de Yanacocha.
Pero la imagen también sirve para graficar un “antes y después” en el paisaje cajamarquino.
Vecina a Yanacocha (a la derecha, en el mapa satelital) se ven las lagunas del área lotizada por minera Conga. Ese es el “antes”. Mientras que el “después” viene a ser ese enorme tajo abierto en Yanacocha que ha modificado por completo el paisaje altoandino de Cajamarca.
La espectacular imagen de Google Earth, correspondiente a fotografías satelitales tomadas durante el año 2011, demuestran además que Yanacocha y Conga no son los únicos yacimientos que afectan los acuíferos cajamarquinos.
Como si se tratara de una inmensa herradura que “corona” a la ciudad de Cajamarca, otros yacimientos ya se instalaron sobre las cabeceras de cuenca en el altiplano de la región.
En las cinco provincias de San Miguel, Hualgayoc Cajabamba, Celendín y Cajamarca hay otras seis concesiones mineras que esperan licencia social para empezar sus operaciones: La Zanja, Tantahuatay, Shahuindo, Michiquillay, Galeno y Cerro Corona.
Para el ingeniero civil Reinhard Seifert, quien ha seguido paso a paso el desarrollo de la minería en esta región desde hace 18 años, de concretarse las operaciones mineras toda esta zona se convertirá en una “tierra arrasada”.
No exagera. A solo 50 kilómetros al noroeste de la capital cajamarquina ya se pueden ver desde el satélite los primeros trabajos del tajo abierto de minera La Zanja, también de la empresa minera Buenaventura, dedicada a la extracción de oro.
Hacia el norte, aproximadamente a 90 kilómetros de la capital, figura el enorme yacimiento de oro y plata de Tantahuatay, propiedad de la Southern Copper Corporation (SCC).
Mientras que el proyecto Cerro Corona, de la Gold Fields, iniciará su explotación de oro y cobre en agosto del próximo año.
Mucho más cerca, pero en dirección oriental y a solo veinte kilómetros de Cajamarca se ubica el yacimiento cuprífero de Michiquillay, propiedad de la empresa Anglo Americana, la misma empresa que en estos días hizo noticia por su enfrentamiento en Chile con la empresa estatal minera Codelco y con el propio gobierno del conserbador Sebastián Piñera. Provocando, además, enérgicas reacciones de los senadores de todos los frentes políticos chilenos, en defensa de la empresa minera estatal.
Futuro desolador
Para el ingeniero Seifert, “no hay derecho para destruir el futuro de un millón 500 mil personas que viven aquí, donde el setenta por ciento de ellos se dedican a la agricultura y a la ganadería. La zona donde actualmente opera la mina Yanacocha es el vivo ejemplo de lo que ocurrirá si estos proyectos mineros empiezan a operar porque todos van a querer el agua y todos van a impactar el medioambiente”.
Seifert recuerda que hace apenas dos décadas las montañas en los alrededores de Cajamarca eran “montañas verdes, con arbustos, había ganadería y en algunos casos también agricultura”.
“En la actualidad –agrega– son cerros muertos y otros simplemente han desaparecido. Los acuíferos han sido destruidos, algunas lagunas como San José y Yanacocha ya no existen, y muchos manantiales, bofedales y humedales que son parte del acuífero ya han desaparecido, lo han destruido todo”, afirma el ingeniero de origen alemán asentado en esta región.
Todos estos hechos han generado que los cajamarquinos reaccionen como lo están haciendo hoy porque conocen de cerca la experiencia. “Para ellos lo que está ocurriendo con las minas en Cajamarca no es teoría sino una praxis cotidiana en los últimos veinte años. Este panorama desolado no lo queremos para nuestros hijos y nietos”, anota.
Prolongación de Yanacocha
En el caso del yacimiento de minera Conga, las imágenes de los satélites confirman que se proyecta como una prolongación del yacimiento de Yanacocha.
“El proyecto Conga, que está en cabecera de cuenca, afectará a las provincias de Celendín, Bambamarca y Cajamarca, imagínense qué pasará cuando funcionen los otros siete yacimientos “, agrega.
Según el ingeniero Miguel García Puémape, especialista en hidrogeología, las lagunas Perol, Mala, Azul y Chica que serán afectadas por el proyecto de minera Conga, “son lagunas altoandinas o humedales de alta montaña (3.500 metros a más sobre el nivel medio del mar), vale decir, son ecosistemas frágiles de una granimportancia estratégica en un contexto de políticas de desarrollo nacional, dados su valor ecológico, económico, social y cultural.
Miguel García enfatiza que la mayoría de humedales de páramo, jalca y puna no son cuerpos hídricos aislados sino ecosistemas complejos que juegan un papel esencial en la dinámica de las cuencas tributarias de las tierras altas, así como también de otros sistemas hidrográficos, por cuanto sus aguas fluyen hacia las cuencas amazónicas y costeras peruanas. Además de constituir importantes fuentes de agua, los humedales andinos poseen una diversidad biológica única a nivel mundial”.
Se trata de una dinámica esencialmente hidrogeológica que la vincula con el Ciclo del Agua, de vigencia planetaria.
El informe del Minam
Luego de analizarse el informe del Ministerio del Ambiente (Minam) sobre el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Conga, lo que más resalta es que dos de las cuatro lagunas que serán intervenidas (Azul y Chica) servirán como “depósitos de desmontes” y no para extraer oro o cobre, como se pensaba. Solo en el Perol y Mala se realizará actividad extractiva. Así, el informe sugiere que en lugar de vaciar dichas lagunas “se evalúe la reubicación de dichos depósitos en zonas distintas”.
Esto representa un serio revés para el EIA que tanto defendía Yanacocha respecto a su proyecto Conga y que, incluso, ya había sido respaldado por el propio ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, quien el último martes afirmó que el EIA de Conga era “correcto” y que no presentaba “mayores dificultades”.
Además, en el documento respaldado por el ministro del Ambiente, Ricardo Giesecke, indica que Conga “transformará de manera significativa e irreversible la cabecera de cuenca”, pues desaparecerán varios ecosistemas y se fragmentarán los restantes.
Eso no es todo en contra del EIA de Conga, los especialistas de Minam también concluyeron que la evaluación de los humedales (lagunas altoandinas y bofedales) “no se ha desarrollado en función de la fragilidad del ecosistema que se pretende intervenir” y que no considera “las microcuencas de manera integral”.
Otro tema importante en las objeciones al EIA es que se realicen estudios que demuestren “de manera fehaciente” que los depósitos de relaves no producirán filtraciones, pues en el EIA se confirma la existencia de flujos hídricos subterráneos.
En tal sentido, se demanda un análisis hidrológico e hidrogeológico detallado. De igual manera, el informe critica que el EIA no ha valorado la gran variedad de especies de flora y fauna de las zonas que serán intervenidas.
De igual manera, el documento del Minam califica como “subestimados” los 86 millones de dólares en que ha estimado el EIA el valor de reposiciones ambientales, ya que solo se toma en cuenta el servicio de provisión hídrico.
¿Adiós al “distrito minero”?
A mediados de año trascendió que el proyecto Conga tenía su propia zona de expansión en las concesiones vecinas de La Carpa y Amaro.
Todo se proyectaba a la creación de un distrito minero con, por lo menos, cinco grandes operaciones (todas de tajo abierto) en la cabecera de la cuenca hidrográfica. Esto también había sido cuestionado por el gobierno regional y las organizaciones ambientalistas de la región porque supone graves consecuencias ambientales y sociales.
La semana pasada también vino a Lima el alcalde de la provincia cajamarquina de Santa Cruz, Helmer Villoslada Montero, para expresar el conflicto generado en su provincia por el proyecto La Zanja.
El dato
En capilla. El proyecto Galeno, de la empresa china Lumina Copper, y Michiquillay, de la compañía Anglo American, están en la mira del gobierno regional de Cajamarca. Según el vicepresidente, César Aliaga Díaz, en el estudio de zonificación económica y ecológica que ha desarrollado su región, se han planteado limitaciones al desarrollo de actividades mineras que se ubiquen en las cabeceras de las cuencas hidrográficas.