PRONUNCIAMIENTO
El Consejo Diocesano de Laicos de la Diócesis de Lurín y diversas Instituciones de Sociedad Civil de Lima Sur, ante las circunstancias suscitadas en el Pueblo de Cajamarca, desean declarar lo siguiente:
1.- El Perú está de luto, el suelo peruano ha vuelto a mancharse de sangre. 5 Hermanos nuestros en Celendín y Bambamarca han muerto antes de tiempo. El plomo de las balas truncó cinco Proyectos de Vida, dejando otros muchos heridos y toda una región del país en una grave situación de convulsión y amargura.
2.- Toda vida humana -la del Campesino, del Policía, la de Cualquier Peruano- tiene un valor absoluto. Así nos lo indica la Biblia desde el primer capítulo, al mostrarnos que el “Sueño de Dios” es poner todos los bienes de la creación al servicio de la vida humana.
3.- Muchos Campesinos (en particular las ronderas y ronderos de Cajamarca y otras regiones del país) sienten que a pesar de su larga y experimentada organización rondera con la que han contribuido a forjar ciudadanía y país en su medio, no se les tiene en cuenta, no se les escucha, y que sólo interesa sacar la riqueza de la tierra, sin respetar sus patrones culturales, la naturaleza y sus leyes. Para ellos la tierra, el agua, los animales, las plantas tienen vida, son parte de su existencia y son instancias sagradas.
4.- Por eso, en este grave momento, creemos que solo hay un camino de solución: el DIÁLOGO. Y, lo primero, escuchar con respeto a los campesinos y sus representantes, forjar auténticamente la tan trillada “inclusión”, asumir verdaderas relaciones interculturales, comprender sus razones, valorar sus reclamos. Y tratar luego de ver lo que conviene para el Bien Común no solo del mundo urbano, sino también del mundo rural y aldeano de los peruanos.
5.- Respaldamos la misión de Mons. Miguel Cabrejos y del P. Gastón Garatea. Y pedimos a las partes que depongan intereses particulares y de grupo para –desde un diálogo franco y honesto- proteger el Bien Común, la Vida y la Naturaleza.
6.- Rechazamos los actos de atropello y violencia. Queremos una Paz verdadera, basada en el Respeto a los Pueblos, en la Verdad y en la Justicia.
7.- Creyentes en el Dios Amigo de la Vida (Sab 11,26), sabedores también de que la Vida de los Pobres es preciosa ante los ojos de Él (Sal 72,13-14) y siendo conscientes de que “donde esté nuestro tesoro allá estará también nuestro corazón” (Mt 6,21), nos ratificamos en la defensa de la vida humana por encima de todo: ¡NI UN MUERTO MÁS!!
Invocamos y exhortamos a tomar en cuenta los siguientes criterios:
- Que la necesidad de crecimiento económico no se coloque por encima de los derechos sagrados de las personas y de los pueblos.
- El rechazo radical a todo medio violento como mecanismo para reclamar sus derechos y/o imponer el orden.
- Que la vía del diálogo hay que respaldarla con serenidad y firmeza, rechazando cualquier alternativa contraria.
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