Por: Alan Ele - Hotel al Paso
Que todo el mundo es azuzado en este país para ir contra el modelo económico implica que nadie está descontento de verdad, sino que la gran mayoría padece de una ominosa debilidad mental ante el embrujo de cualquier prédica barata. Que todos los provincianos son ovejas de un rebaño de consignas repetidas es obviamente un insulto a la inteligencia de cualquier hombre y mujer dignos de este país que conocen a fondo su realidad.
Veamos. Si por Lima fuese, PPK hubiese sido elegido presidente del Perú en primera vuelta, o Keiko Fujimori, la hija del dictador preso, en la segunda. Y esto es un decir, ya que los famosos ppkausas quisieron organizar un referéndum para que el PPKuy fuese incluido en la segunda vuelta sin más ni más. Pero las provincias hicieron todo lo posible para torcerle el brazo a la intención de la capital y lo lograron con la elección de Ollanta Humala.
¿No son acaso los limeños los más fáciles de azuzar por la caja boba?
¿Qué autoridad tiene Lima para criticar a Cajamarca? Ninguna, por su puesto.
Lima no solo es una de las ciudades más cochinas del Perú, sino unas de las más sucias de Latinoamérica. Lima tiene los ríos más marrones del territorio nacional producto de una natural convivencia con los muladares y posee un smog tan denso que el azul del cielo y las estrellas por la noche son casi una leyenda urbana. Y hay que agregarle a ello que Lima prácticamente no aporta nada al llamado “boom” minero. No sabemos, salvo que nos contradigan, de inmensos tajos abiertos en Miraflores o San Isidro.
Que el descontento, impotencia y rabia de Cajamarca se debe a azuzadores profesionales, por supuesto. Hemos identificado a cuatro agentes:
En primer lugar, el presidente Ollanta Humala, el mismo de: “beben agua o beben oro”. Ollanta Humala, al igual que Gregorio Santos, encarnó la esperanza de Cajamarca de lograr una verdadera justicia ante los atropellos de las empresas mineras. Cajamarca es 70% rural y siempre tuvo una inclinación fujimorista. Pero gracias al trabajo de diversos colectivos políticos y civiles en toda la región se logró revertir la intención de voto de la primera vuelta donde ganó Keiko Fujimori: en la segunda en Cajamarca ganó Humala. Cuando Humala era candidato le recomendó al empresario Roque Benavides que forme su propio partido político, y que no siembre a través de su ONG sus candidatos como liendres para luego nazcan como piojos. Luego Humala dijo: ¡Conga va!, dijo que Santos era como Pol Pot, y que Marco Arana se ponía un cartelito para victimizarse.. Traicionarse a sí mismo es también traicionar a los que creyeron en uno. El descontento contra la empresa minera y el presidente que prometió y no cumplió están en el mismo nivel de intensidad.
También tenemos al señor Roque Benavides, que poquísimos cajamarquinos han conocido en persona en veinte años de minería en Cajamarca, tiene un doctorado en generar conflictos a través de sus declaraciones. Para el gran Roque la licencia social no tiene mayor importancia y no debe ser vinculante a la hora de decidir sobre un proyecto. Para Roque, un experto en nociones de hidrogeología moderna, el peritaje contratado por el premier Valdés para el Ejecutivo ha destruido para siempre el concepto de “cabecera de cuenca”, nada menos. Para Roque las recomendaciones del peritaje son solo eso, recomendaciones, y no un mandato, por lo tanto verán si como empresa Yanacocha podrán cumplirlas o no. Por lo pronto ya ningunearon al mismo Humala al no presentar un documento escrito donde se especifique tiempos y montos de cómo implementar esas recomendaciones y al declarar que seguirán los trabajos en el nuevo reservorio y que este conflicto social es entre el gobierno central y el regional, donde ellos no tienen nada que ver.
El tercer agente es el premier Oscar Valdés, para quien todos los que protestan son radicales violentistas azuzadores del caos. Valdés es el tipo irascible y pragmático aupado por el poder de Nadine Heredia y el ministro de economía Miguel Castilla. Valdés es el chico rudo que hace el trabajo que ni los ministros -y operadores políticos- Pulgar Vidal y René Cornejo se atreverían a hacer. Es el hombre que ve “rojos” detrás de todas las protestas y sale a hacerles frente con la bota en alto. Valdés es quien le dice a Humala que debe olvidarse de sus promesas electorales y que en Cajamarca la gran mayoría está a favor del proyecto minero de Yanacocha, y que los que se oponen son un grupo reducido, o sea cuatro gatos.
Y el cuarto azuzador, como no, la prensa con su limeñocentrismo muchas veces abiertamente racista. Luego de la tragedia del Baguazo los medios hicieron un mea culpa y volvieron a hablar de inclusión social. La autocrítica duró lo que una estrella fugaz. La prensa ha atacado a Cajamarca con la misma ferocidad con que quiso destruir a Humala. La prensa genera impotencia y rabia en la gente que se desgañita para hacer conocer su verdad, y luego la ve recortada, editada y manipulada entre editoriales burlescos y anuncios de lo bien que estamos como ya casi primer mundo.
¿Quién azuza más a Cajamarca, Santos, Arana, Saavedra e Ydelso Hernández o Humala, Roque Benavides, Valdés y el 90% de la prensa nacional?
Veamos. Si por Lima fuese, PPK hubiese sido elegido presidente del Perú en primera vuelta, o Keiko Fujimori, la hija del dictador preso, en la segunda. Y esto es un decir, ya que los famosos ppkausas quisieron organizar un referéndum para que el PPKuy fuese incluido en la segunda vuelta sin más ni más. Pero las provincias hicieron todo lo posible para torcerle el brazo a la intención de la capital y lo lograron con la elección de Ollanta Humala.
¿No son acaso los limeños los más fáciles de azuzar por la caja boba?
¿Qué autoridad tiene Lima para criticar a Cajamarca? Ninguna, por su puesto.
Lima no solo es una de las ciudades más cochinas del Perú, sino unas de las más sucias de Latinoamérica. Lima tiene los ríos más marrones del territorio nacional producto de una natural convivencia con los muladares y posee un smog tan denso que el azul del cielo y las estrellas por la noche son casi una leyenda urbana. Y hay que agregarle a ello que Lima prácticamente no aporta nada al llamado “boom” minero. No sabemos, salvo que nos contradigan, de inmensos tajos abiertos en Miraflores o San Isidro.
Que el descontento, impotencia y rabia de Cajamarca se debe a azuzadores profesionales, por supuesto. Hemos identificado a cuatro agentes:
En primer lugar, el presidente Ollanta Humala, el mismo de: “beben agua o beben oro”. Ollanta Humala, al igual que Gregorio Santos, encarnó la esperanza de Cajamarca de lograr una verdadera justicia ante los atropellos de las empresas mineras. Cajamarca es 70% rural y siempre tuvo una inclinación fujimorista. Pero gracias al trabajo de diversos colectivos políticos y civiles en toda la región se logró revertir la intención de voto de la primera vuelta donde ganó Keiko Fujimori: en la segunda en Cajamarca ganó Humala. Cuando Humala era candidato le recomendó al empresario Roque Benavides que forme su propio partido político, y que no siembre a través de su ONG sus candidatos como liendres para luego nazcan como piojos. Luego Humala dijo: ¡Conga va!, dijo que Santos era como Pol Pot, y que Marco Arana se ponía un cartelito para victimizarse.. Traicionarse a sí mismo es también traicionar a los que creyeron en uno. El descontento contra la empresa minera y el presidente que prometió y no cumplió están en el mismo nivel de intensidad.
También tenemos al señor Roque Benavides, que poquísimos cajamarquinos han conocido en persona en veinte años de minería en Cajamarca, tiene un doctorado en generar conflictos a través de sus declaraciones. Para el gran Roque la licencia social no tiene mayor importancia y no debe ser vinculante a la hora de decidir sobre un proyecto. Para Roque, un experto en nociones de hidrogeología moderna, el peritaje contratado por el premier Valdés para el Ejecutivo ha destruido para siempre el concepto de “cabecera de cuenca”, nada menos. Para Roque las recomendaciones del peritaje son solo eso, recomendaciones, y no un mandato, por lo tanto verán si como empresa Yanacocha podrán cumplirlas o no. Por lo pronto ya ningunearon al mismo Humala al no presentar un documento escrito donde se especifique tiempos y montos de cómo implementar esas recomendaciones y al declarar que seguirán los trabajos en el nuevo reservorio y que este conflicto social es entre el gobierno central y el regional, donde ellos no tienen nada que ver.
El tercer agente es el premier Oscar Valdés, para quien todos los que protestan son radicales violentistas azuzadores del caos. Valdés es el tipo irascible y pragmático aupado por el poder de Nadine Heredia y el ministro de economía Miguel Castilla. Valdés es el chico rudo que hace el trabajo que ni los ministros -y operadores políticos- Pulgar Vidal y René Cornejo se atreverían a hacer. Es el hombre que ve “rojos” detrás de todas las protestas y sale a hacerles frente con la bota en alto. Valdés es quien le dice a Humala que debe olvidarse de sus promesas electorales y que en Cajamarca la gran mayoría está a favor del proyecto minero de Yanacocha, y que los que se oponen son un grupo reducido, o sea cuatro gatos.
Y el cuarto azuzador, como no, la prensa con su limeñocentrismo muchas veces abiertamente racista. Luego de la tragedia del Baguazo los medios hicieron un mea culpa y volvieron a hablar de inclusión social. La autocrítica duró lo que una estrella fugaz. La prensa ha atacado a Cajamarca con la misma ferocidad con que quiso destruir a Humala. La prensa genera impotencia y rabia en la gente que se desgañita para hacer conocer su verdad, y luego la ve recortada, editada y manipulada entre editoriales burlescos y anuncios de lo bien que estamos como ya casi primer mundo.
¿Quién azuza más a Cajamarca, Santos, Arana, Saavedra e Ydelso Hernández o Humala, Roque Benavides, Valdés y el 90% de la prensa nacional?
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