Han transcurrido doce días desde los asesinatos de cinco peruanos en las provincias de Celendín y Hualgayoc en Cajamarca y la verdad sobre este absurdo derramamiento de sangre no sale a la luz. Tanto las Fuerzas Armadas como la Policía Nacional han tratado de lavarse las manos, mientras que nuestras autoridades políticas, incluyendo al presidente Ollanta Humala, han solicitado una exhaustiva investigación del hecho; mientras ello culmine, el dolor y sufrimiento de los familiares de las víctimas continúan sin respuesta alguna. “No hay nada hasta ahora (una respuesta oficial del gobierno). Acá todavía se sigue llorando a nuestros muertos y vamos a exigir justicia”, señaló Milton Sánchez, secretario general de la Plataforma Interinstitucional Celendina.
Lo único cierto es que los protocolos de necropsia realizados por el Instituto de Medicina Legal a las cinco víctimas de las protestas antimineras contra Conga concluyen enfáticamente: “Agente causal de muerte: Proyectil disparado por arma de fuego”. En los cinco casos los disparos fueron ejecutados a larga distancia, no a las piernas sino directamente a la cabeza y el tórax, balas de sangre que tenían el único objetivo de aniquilar.
¿Quiénes dispararon? Es la pregunta que los peruanos se hacen con indignación a la hora de contabilizar los muertos; cinco en total en Cajamarca y otros doce en los distintos conflictos sociales que aquejan a nuestro país. Si fueron las fuerzas del orden, ¿quién ordenó disparar? ¿Y por qué se usaron armas letales durante las protestas? Interrogantes que podrían pasar al olvido tal cual se perfilan los acontecimientos.
“Hemos pedido por medio de una carta al presidente Ollanta Humala que se investiguen estas muertes, pero hasta ahora no recibimos respuesta. Vamos a presentar una demanda en contra de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, creemos que ellos son los responsables, no como se señala en los comunicados oficiales del gobierno. Pedimos sanciones drásticas para los responsables”, advierte Milton Sánchez.
PROTOCOLOS DE NECROPSIA
Faltaban tan solo seis días para que cumpliera 17 años César Medina Aguilar, cursaba el quinto año de educación secundaria y era el primero de su clase. El 3 julio cruzaba la plaza de armas de Celendín tras recoger un cuaderno en la vivienda de su amigo cuando una bala en la sien le quitó la vida. “Él ha sido mi hijito, el mayor. Quiero que se haga justicia para un muchacho inocente, mi hijo no ha sido callejero ni malo con nadie. Lo mataron, me lo quitaron, se lo llevaron como cualquier cosa”, señaló Maximilina Aguilar, madre del menor.
El protocolo de autopsia Nº 032-2012, practicado al menor por los médicos Carlos Salazar y Luis Calua, señala: “Lesión encefálica en estallido de lóbulo frontal y temporal derecho. Presencia de proyectil metálico deformado, color dorado, de aproximadamente 2.5 cm., ubicado en el lóbulo temporal”. La causa de la muerte es un traumatismo abierto de cráneo por una herida de causa penetrante. En sus conclusiones añaden: “Presenta características de un disparo a larga distancia, siendo el agente causal de la muerte un proyectil disparado por arma de fuego”.
El protocolo de autopsia Nº 033-2012, practicado a Paulino Leonterio García Rojas de 43 años, otra de las víctimas de Celendín, señala: “Traumatismo abierto con presencia de orificio de entrada y salida en tórax a causa de herida originada por proyectil disparado por arma de fuego, con una dirección y trayectoria que lesionan órganos vitales como el pulmón. El disparo fue ejecutado a larga distancia”, concluyen los mismos médicos.
El examen practicado a Faustino Silva Sánchez, de 35 años, es más escalofriante. El orificio de entrada de la bala que le quitó la vida tiene 0.6 cm. de diámetro y el de salida, 7 cm. El documento señala: “Trayectoria del proyectil: Atraviesa la piel y tejido celular subcutáneo de la región frontal, fracturando el hueso frontal y huesos de la base del cráneo, ocasionando la destrucción de la masa encefálica”. Nuevamente el disparo fue ejecutado a larga distancia. Causa de la muerte: “Herida curso perforante de cráneo a causa de proyectil disparado por arma de fuego”.
VERSIÓN OFICIAL
La versión inicial y oficial de las muertes ocurridas el pasado 3 de julio en la plaza de armas de Celendín consignaba que “una turba, en forma delincuencial, intentó ingresar e incendiar los locales de la municipalidad y gobernación. Y la Policía, cumpliendo su labor, repelió a la turba y se produjo la confrontación que dejó como saldo dos policías heridos y tres miembros del Ejército peruano, además de veinte heridos civiles por municiones de goma y tres fallecidos en circunstancias a investigar”, realmente increíble. Doce días después, nadie, ni el Ministerio Público, ni el Poder Judicial, ni la Policía, ni el Ejército, ha explicado las causas de estas muertes. Lo peor de todo es que existen versiones “gubernamentales” bastante jaladas de los pelos que indican que los manifestantes se habrían herido entre sí y que el menor, César Medina Aguilar, cayó víctima de una pedrada de los propios “revoltosos”.
CELENDÍN AHORA
Para el periodista cajamarquino Jorge Pereyra Terrones, la indignación de la población en toda la región es alarmante. “Hay una extraña sensación sobre la declaratoria de emergencia y las fuerzas armadas y policiales. Este es un ejército de ocupación, los cajamarquinos están indignados por las muertes pero no están atemorizados. La gente va a persistir con su protesta por que la consideran justa”, advierte.
La situación es más tensa en Bambamarca, donde la población está totalmente encrespada por la muerte de Joselito Vásquez el pasado 4 de julio. Tenía 28 años y dejó una viuda y un niño de un año y cuatro meses. También falleció por un impacto de bala disparada a larga distancia en la boca. Mientras tanto, los integrantes de la Plataforma Interinstitucional de Celendín mantienen constantes reuniones para establecer una nueva estrategia en torno al diálogo iniciado con los facilitadores, el padre Gastón Garatea y monseñor Miguel Cabrejos. “Entre los puntos de nuestro petitorio alcanzado al presidente Humala a través de los facilitadores está el de investigar a fondo en qué contexto se dieron las muertes de Celendín y Bambamarca”, indicó Milton Sánchez.
ERIC PEREIRA - UNIDAD DE INVESTIGACIÓN: epereira@diario16.com.pe
Lo único cierto es que los protocolos de necropsia realizados por el Instituto de Medicina Legal a las cinco víctimas de las protestas antimineras contra Conga concluyen enfáticamente: “Agente causal de muerte: Proyectil disparado por arma de fuego”. En los cinco casos los disparos fueron ejecutados a larga distancia, no a las piernas sino directamente a la cabeza y el tórax, balas de sangre que tenían el único objetivo de aniquilar.
¿Quiénes dispararon? Es la pregunta que los peruanos se hacen con indignación a la hora de contabilizar los muertos; cinco en total en Cajamarca y otros doce en los distintos conflictos sociales que aquejan a nuestro país. Si fueron las fuerzas del orden, ¿quién ordenó disparar? ¿Y por qué se usaron armas letales durante las protestas? Interrogantes que podrían pasar al olvido tal cual se perfilan los acontecimientos.
“Hemos pedido por medio de una carta al presidente Ollanta Humala que se investiguen estas muertes, pero hasta ahora no recibimos respuesta. Vamos a presentar una demanda en contra de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, creemos que ellos son los responsables, no como se señala en los comunicados oficiales del gobierno. Pedimos sanciones drásticas para los responsables”, advierte Milton Sánchez.
PROTOCOLOS DE NECROPSIA
Faltaban tan solo seis días para que cumpliera 17 años César Medina Aguilar, cursaba el quinto año de educación secundaria y era el primero de su clase. El 3 julio cruzaba la plaza de armas de Celendín tras recoger un cuaderno en la vivienda de su amigo cuando una bala en la sien le quitó la vida. “Él ha sido mi hijito, el mayor. Quiero que se haga justicia para un muchacho inocente, mi hijo no ha sido callejero ni malo con nadie. Lo mataron, me lo quitaron, se lo llevaron como cualquier cosa”, señaló Maximilina Aguilar, madre del menor.
El protocolo de autopsia Nº 032-2012, practicado al menor por los médicos Carlos Salazar y Luis Calua, señala: “Lesión encefálica en estallido de lóbulo frontal y temporal derecho. Presencia de proyectil metálico deformado, color dorado, de aproximadamente 2.5 cm., ubicado en el lóbulo temporal”. La causa de la muerte es un traumatismo abierto de cráneo por una herida de causa penetrante. En sus conclusiones añaden: “Presenta características de un disparo a larga distancia, siendo el agente causal de la muerte un proyectil disparado por arma de fuego”.
El protocolo de autopsia Nº 033-2012, practicado a Paulino Leonterio García Rojas de 43 años, otra de las víctimas de Celendín, señala: “Traumatismo abierto con presencia de orificio de entrada y salida en tórax a causa de herida originada por proyectil disparado por arma de fuego, con una dirección y trayectoria que lesionan órganos vitales como el pulmón. El disparo fue ejecutado a larga distancia”, concluyen los mismos médicos.
El examen practicado a Faustino Silva Sánchez, de 35 años, es más escalofriante. El orificio de entrada de la bala que le quitó la vida tiene 0.6 cm. de diámetro y el de salida, 7 cm. El documento señala: “Trayectoria del proyectil: Atraviesa la piel y tejido celular subcutáneo de la región frontal, fracturando el hueso frontal y huesos de la base del cráneo, ocasionando la destrucción de la masa encefálica”. Nuevamente el disparo fue ejecutado a larga distancia. Causa de la muerte: “Herida curso perforante de cráneo a causa de proyectil disparado por arma de fuego”.
VERSIÓN OFICIAL
La versión inicial y oficial de las muertes ocurridas el pasado 3 de julio en la plaza de armas de Celendín consignaba que “una turba, en forma delincuencial, intentó ingresar e incendiar los locales de la municipalidad y gobernación. Y la Policía, cumpliendo su labor, repelió a la turba y se produjo la confrontación que dejó como saldo dos policías heridos y tres miembros del Ejército peruano, además de veinte heridos civiles por municiones de goma y tres fallecidos en circunstancias a investigar”, realmente increíble. Doce días después, nadie, ni el Ministerio Público, ni el Poder Judicial, ni la Policía, ni el Ejército, ha explicado las causas de estas muertes. Lo peor de todo es que existen versiones “gubernamentales” bastante jaladas de los pelos que indican que los manifestantes se habrían herido entre sí y que el menor, César Medina Aguilar, cayó víctima de una pedrada de los propios “revoltosos”.
CELENDÍN AHORA
Para el periodista cajamarquino Jorge Pereyra Terrones, la indignación de la población en toda la región es alarmante. “Hay una extraña sensación sobre la declaratoria de emergencia y las fuerzas armadas y policiales. Este es un ejército de ocupación, los cajamarquinos están indignados por las muertes pero no están atemorizados. La gente va a persistir con su protesta por que la consideran justa”, advierte.
La situación es más tensa en Bambamarca, donde la población está totalmente encrespada por la muerte de Joselito Vásquez el pasado 4 de julio. Tenía 28 años y dejó una viuda y un niño de un año y cuatro meses. También falleció por un impacto de bala disparada a larga distancia en la boca. Mientras tanto, los integrantes de la Plataforma Interinstitucional de Celendín mantienen constantes reuniones para establecer una nueva estrategia en torno al diálogo iniciado con los facilitadores, el padre Gastón Garatea y monseñor Miguel Cabrejos. “Entre los puntos de nuestro petitorio alcanzado al presidente Humala a través de los facilitadores está el de investigar a fondo en qué contexto se dieron las muertes de Celendín y Bambamarca”, indicó Milton Sánchez.
ERIC PEREIRA - UNIDAD DE INVESTIGACIÓN: epereira@diario16.com.pe
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