Por: Rocio Silva Santisteban
El domingo 20 de enero de 2013 comenzó en la alejada sierra de Cañaris en Lambayeque una movilización y paro de los comuneros e indígenas de la zona para apoyar el resultado de la consulta que realizarán el año pasado. Con una intensa lluvia y un clima durísimo, los comuneros con estas acciones sustentan su rechazo a la “mesa de desarrollo” decretada por resolución ministerial y presidida por el presidente de la Oficina de Diálogo Nacional del Perú, Vladimiro Huaroc, con la participación de funcionarios del gobierno central y regional, delegados de la comunidad Túpac Amaru (no afecta al proyecto minero) y dos representantes de la comunidad de San Juan de Cañaris, así como funcionarios de Candente Cooper. La mesa que se llevó a cabo a puerta cerrada en un hotel de Chiclayo fue considerada por los comuneros de San Juan de Cañaris como “la manera que ellos aseguran implementar sus planes de desarrollo para favorecer a la minera”.
En realidad, con esta mesa se está desconociendo la consulta comunal realizada el 30 de setiembre del 2012 con la participación de más de dos mil comuneros empadronados. El proceso fue resguardado por la Policía Nacional, y durante el mismo estuvo presente el Gobernador Regional Jacinto Millones, diversos gerentes regionales del Ministerio de Energía y Minas y otros veedores que llegaron desde la capital. En esta consulta el 97% de los pobladores votaron por no darle licencia social al Proyecto Minero Cañariaco de la minera canadiense Candente Cooper. Vladimiro Huaroc ha sostenido este sábado durante la mesa que el proyecto Cañariaco “no está parado y que no va a parar”. Además ha declarado que la “mesa de desarrollo” se mantiene porque “no todos están en contra del proyecto en esta etapa de exploración sino un grupo de anti mineros en la zona que buscan frenar la inversión extranjera”.
¿El gobierno aprendió algo del fracaso de Víctor Caballero en la Oficina de Resolución de Conflictos? No, definitivamente no. Se sigue creyendo que el tema de las marchas, las protestas y las diversas resistencias son productos de cuatro radicales “antimineros”. ¿Por qué no se quiere reconocer la consulta? Según me informa Rosa Rivero, del Comando Unitario de Lucha, porque Cañaris no se encuentra en la lista del viceministerio de interculturalidad para realizar una consulta indígena. No he verificado la información, pero en todo caso, como sabemos, el reglamento de la Ley de Consulta, así como el listado, deberían de ser solo referenciales. La Ley de Consulta aprobada por unanimidad no le gusta ahora a nadie: ni a los indígenas que saben que no es vinculante ni a los gremios empresariales que pretenden demorar y demorar su entrada en vigor.
Mientras escribo estas líneas 300 policías ya están apostados en los caminos y más de 500 comuneros suben desde los diversos valles hacia el campamento para tomarlo. ¿Cuál va a ser el resultado de esta situación? No se necesita ser muy perspicaz para darse cuenta que será un desastre y, como siempre, esperamos que tanto los líderes de las protestas como los responsables de los comandos de la policía sean lo suficientemente cautos e inteligentes para poder frenar un derramamiento de sangre.
Publicado en Kolumna Okupa del diario La República, 22/01/2013
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