Imagen: Prensa Alternativa
Por Hugo Blanco*
10 de enero, 2013.- Las autoridades gubernamentales reiteradamente nos dicen que quieren dialogar y nos muestran que el movimiento anti–Conga es el que se niega al diálogo. La verdad es completamente opuesta: Quien busca el diálogo es el movimiento anti-Conga y el gobierno se niega a él.
Es claro que el gobierno, el parlamento, el Poder Judicial, el ejército, la policía, la mayoría de los medios de comunicación, etc., se han puesto de rodillas a los pies de los 64 mil millones de dólares que obtendría Newmont, la empresa transnacional con sede en Estados Unidos, como producto del asesinato de 5 valles ricos en agricultura y ganadería, desvergonzado ataque a la naturaleza que lanzaría a la miseria a miles de campesinos. Por supuesto impiden que esto se sepa, por eso tienen terror al diálogo.
Una de las maniobras del gobierno es formar organismos facilitadores o impulsores del diálogo. Este tipo de organismos debiera ser conformado con reconocimiento de ambas partes, no por una sola de ellas, lo que invalida su neutralidad, puesto que el gobierno está al servicio de la empresa.
Otra maniobra es escoger ellos a su interlocutor. Hace mucho tiempo que andan pregonando: “Santos no quiere dialogar”.
No es con Santos con quien deben dialogar. Él fue elegido como Presidente Regional, no como dialogador.
Precisamente, en tanto Presidente Regional, a él le correspondía convocar a un referendo sobre si la mayoría quiere o no que Conga vaya, hasta ahora no lo hace. Recuérdese que Tambogrande fue el primer caso en el mundo en realizar ese tipo de referendo, que naturalmente fue exitoso, consiguió que la empresa minera se fuera. Después eso fue imitado por defensores del medio ambiente de Argentina y otros países, también con éxito. En el Perú por Ayavaca y Huancabamba en Piura y últimamente por los Cañaris.
No es pues con Santos, ni con el padre Marco Arana, ni con Wilfredo Saavedra (a quienes respeto) con quienes se debe dialogar, sino con representantes nombrados para eso, de los luchadores en defensa del agua, como el Comando Unitario de Lucha, o los guardianes de las lagunas que vinieron a Lima a exponer su posición y las autoridades no les hicieron caso. Tuvieron y tienen miedo de escuchar a Milton Sánchez de Celendín y a Edy Benavides de Bambamarca.
Los defensores del agua y de la vida están ansiosos de ser escuchados y ninguna autoridad está dispuesta a hacerlo, la Newmont ordena que ¡NO!
El día 6 de este mes el diario “La República” publica la acción de protesta de los ronderos de El Alumbre y El Tambo, quienes, por acuerdo democrático de la asamblea decidieron infringir un castigo a servidores de la mina. Cuando fueron la fiscal y la policía ¡Horror! Encontraron que el camino había sido bloqueado por los ronderos.
Pero no hablan del bloqueo permanente de carreteras y caminos que hace la policía peruana al servicio de la empresa extranjera, impidiendo el paso de cualquier peruano que quiera fotografiar los desastres que ya está cometiendo Conga en la laguna El Perol e impidiendo a los comuneros transitar entre sus comunidades.
Tampoco dicen de los atropellos cometidos por la empresa y sus sirvientes, la policía y jueces peruanos, contra la familia Chaupe que no quiso vender su terreno a la empresa, ni denuncian que la visita a su parcela también está bloqueada para los peruanos. Por supuesto que los vehículos que llevan la bandera roja y azul de la empresa extranjera tienen el tránsito libre.
Ya sabemos cómo ha de ser encarado el caso publicitado por “La República”: A pesar de los dispositivos legales que autorizan la aplicación de lo señalado por las costumbres consuetudinarias de justicia, siempre que no haya mutilación, el Poder Judicial se ha de poner, una vez más, al servicio de los millones de la Newmont. No ha de tomar en cuenta que fue la asamblea general la que dispuso y ha de procesar a los dirigentes.
Ese Poder Judicial que no ha castigado con un solo día de prisión crímenes como el vertido de mercurio que mató y sigue matando a los pobladores de Choropampa, la contaminación del agua de Cajamarca, el asesinato de defensores del agua en Celendín y Bambamarca, entre otros crímenes.
Ese Poder Judicial que ilegalmente se arrodilló a las órdenes del Ejecutivo para disponer que los casos judiciales de Cajamarca no se trataran en ese departamento sino en Chiclayo, para que así las viudas de los asesinados y los encausados pobres no puedan ir a atender los procesos. El pueblo peruano debe exigir el diálogo, debe exigir que se escuche a los defensores del agua y de la vida. Así se enteraría de las maravillas que destruiría Conga:
Un sistema natural hidráulico que ya quisiéramos tener en otras alturas de la sierra peruana: Infinidad de lagunas y lagunitas de todos los tamaños, pantanos, aguajales (agua dulce en el pasto), arroyos que desaparecen en “tragaderos”. Esas aguas van por vías subterráneas a brotar en más de 600 manantiales a diferentes alturas, dando vida a una increíble variedad de flora y fauna, parte de la cual no existe en otro lugar.
Esos arroyos dan de beber agua limpia a miles de campesinos que además la utilizan para una agricultura y ganadería sanas que nutren saludablemente a la población peruana. El agua limpia continúa su curso, por una parte hacia la costa para regarla y luego volcarse al Océano Pacífico y por la otra se interna en la selva para verter sus aguas en el Amazonas, el río más ancho y más largo del mundo que termina en el Océano Atlántico.
La empresa y sus sirvientes hacen tragar el cuento de que ese maravilloso sistema hidráulico natural será sustituido por algo mejor, que dará más agua a los campesinos: Enormes estanques de cemento que recogerán el agua de lluvia y, según ellos, en mayor cantidad de la actual. Hay gente urbana ignorante que puede tragarse este cuento, pero los campesinos de Cajamarca pueden ser analfabetos, pero bobos no son.
Saben que aunque fuese cierto que los estanques que está construyendo (no se ha detenido el proyecto Conga) den más agua, es imposible que sustituyan el sistema hidráulico natural que, como repito, hace brotar más de 600 manantiales a diferentes alturas. Además conocen muy bien a Yanacocha: Saben que ya mató dos lagunas: Yanacocha y San Juan. Saben que convirtió el río Grande que daba agua a la ciudad capital del departamento en cuatro tuberías de agua contaminada, cuya descontaminación no la paga la empresa sino los usuarios. Saben que ya hizo un estanque con capacidad de millones de litros y que no tiene ni una gota de agua.
El Estudio de Impacto Ambiental, que es un documento farsante e ilegal, dice que matará cuatro lagunas: A dos de ellas para sacar oro de abajo y a otras dos para convertirlas en basurales de desechos venenosos.
Otro cuento que hacen tragar es el de los millones que invertirán y que sacarían al Perú de la pobreza. No quieren que el pueblo se entere de que servirán para comprar el molino de piedra más grande del mundo, que no lo harán artesanos peruanos. Comprarán explosivos para matar la naturaleza peruana y sustancias químicas que envenenarán el agua. Ese dinero no vendrá al Perú.
La exigencia de verdadero diálogo por parte del pueblo no sólo será una actitud de justicia de parte de la población urbana, sino también en beneficio de su propia salud y de su propia vida; pues la desaparición del pequeño campesino porque le roben el agua y la tierra, le privará de los alimentos sanos que él le provee; entonces caerá en las garras de la llamada “industria alimentaria”, a la que su voracidad por la ganancia le lleva a envenenarnos con transgénicos y químicos.
El pueblo que no es sobornado por las empresas depredadoras no tiene ninguna razón para defender la depredación. Le corresponde defender el agua y la vida.
—
*Hugo Blanco Galdós es dirigente histórico de la izquierda y de la Confederación Campesina del Perú (CCP). Integró la Asamblea Constituyente de 1979 por la agrupación Frente de Izquierda Revolucionaria y fue candidato al Parlamento Andino por el Partido Socialista. Actualmente es editar del periódico mensual “Lucha Indígena”.
Por Hugo Blanco*
10 de enero, 2013.- Las autoridades gubernamentales reiteradamente nos dicen que quieren dialogar y nos muestran que el movimiento anti–Conga es el que se niega al diálogo. La verdad es completamente opuesta: Quien busca el diálogo es el movimiento anti-Conga y el gobierno se niega a él.
Es claro que el gobierno, el parlamento, el Poder Judicial, el ejército, la policía, la mayoría de los medios de comunicación, etc., se han puesto de rodillas a los pies de los 64 mil millones de dólares que obtendría Newmont, la empresa transnacional con sede en Estados Unidos, como producto del asesinato de 5 valles ricos en agricultura y ganadería, desvergonzado ataque a la naturaleza que lanzaría a la miseria a miles de campesinos. Por supuesto impiden que esto se sepa, por eso tienen terror al diálogo.
Una de las maniobras del gobierno es formar organismos facilitadores o impulsores del diálogo. Este tipo de organismos debiera ser conformado con reconocimiento de ambas partes, no por una sola de ellas, lo que invalida su neutralidad, puesto que el gobierno está al servicio de la empresa.
Otra maniobra es escoger ellos a su interlocutor. Hace mucho tiempo que andan pregonando: “Santos no quiere dialogar”.
No es con Santos con quien deben dialogar. Él fue elegido como Presidente Regional, no como dialogador.
Precisamente, en tanto Presidente Regional, a él le correspondía convocar a un referendo sobre si la mayoría quiere o no que Conga vaya, hasta ahora no lo hace. Recuérdese que Tambogrande fue el primer caso en el mundo en realizar ese tipo de referendo, que naturalmente fue exitoso, consiguió que la empresa minera se fuera. Después eso fue imitado por defensores del medio ambiente de Argentina y otros países, también con éxito. En el Perú por Ayavaca y Huancabamba en Piura y últimamente por los Cañaris.
No es pues con Santos, ni con el padre Marco Arana, ni con Wilfredo Saavedra (a quienes respeto) con quienes se debe dialogar, sino con representantes nombrados para eso, de los luchadores en defensa del agua, como el Comando Unitario de Lucha, o los guardianes de las lagunas que vinieron a Lima a exponer su posición y las autoridades no les hicieron caso. Tuvieron y tienen miedo de escuchar a Milton Sánchez de Celendín y a Edy Benavides de Bambamarca.
Los defensores del agua y de la vida están ansiosos de ser escuchados y ninguna autoridad está dispuesta a hacerlo, la Newmont ordena que ¡NO!
El día 6 de este mes el diario “La República” publica la acción de protesta de los ronderos de El Alumbre y El Tambo, quienes, por acuerdo democrático de la asamblea decidieron infringir un castigo a servidores de la mina. Cuando fueron la fiscal y la policía ¡Horror! Encontraron que el camino había sido bloqueado por los ronderos.
Pero no hablan del bloqueo permanente de carreteras y caminos que hace la policía peruana al servicio de la empresa extranjera, impidiendo el paso de cualquier peruano que quiera fotografiar los desastres que ya está cometiendo Conga en la laguna El Perol e impidiendo a los comuneros transitar entre sus comunidades.
Tampoco dicen de los atropellos cometidos por la empresa y sus sirvientes, la policía y jueces peruanos, contra la familia Chaupe que no quiso vender su terreno a la empresa, ni denuncian que la visita a su parcela también está bloqueada para los peruanos. Por supuesto que los vehículos que llevan la bandera roja y azul de la empresa extranjera tienen el tránsito libre.
Ya sabemos cómo ha de ser encarado el caso publicitado por “La República”: A pesar de los dispositivos legales que autorizan la aplicación de lo señalado por las costumbres consuetudinarias de justicia, siempre que no haya mutilación, el Poder Judicial se ha de poner, una vez más, al servicio de los millones de la Newmont. No ha de tomar en cuenta que fue la asamblea general la que dispuso y ha de procesar a los dirigentes.
Ese Poder Judicial que no ha castigado con un solo día de prisión crímenes como el vertido de mercurio que mató y sigue matando a los pobladores de Choropampa, la contaminación del agua de Cajamarca, el asesinato de defensores del agua en Celendín y Bambamarca, entre otros crímenes.
Ese Poder Judicial que ilegalmente se arrodilló a las órdenes del Ejecutivo para disponer que los casos judiciales de Cajamarca no se trataran en ese departamento sino en Chiclayo, para que así las viudas de los asesinados y los encausados pobres no puedan ir a atender los procesos. El pueblo peruano debe exigir el diálogo, debe exigir que se escuche a los defensores del agua y de la vida. Así se enteraría de las maravillas que destruiría Conga:
Un sistema natural hidráulico que ya quisiéramos tener en otras alturas de la sierra peruana: Infinidad de lagunas y lagunitas de todos los tamaños, pantanos, aguajales (agua dulce en el pasto), arroyos que desaparecen en “tragaderos”. Esas aguas van por vías subterráneas a brotar en más de 600 manantiales a diferentes alturas, dando vida a una increíble variedad de flora y fauna, parte de la cual no existe en otro lugar.
Esos arroyos dan de beber agua limpia a miles de campesinos que además la utilizan para una agricultura y ganadería sanas que nutren saludablemente a la población peruana. El agua limpia continúa su curso, por una parte hacia la costa para regarla y luego volcarse al Océano Pacífico y por la otra se interna en la selva para verter sus aguas en el Amazonas, el río más ancho y más largo del mundo que termina en el Océano Atlántico.
La empresa y sus sirvientes hacen tragar el cuento de que ese maravilloso sistema hidráulico natural será sustituido por algo mejor, que dará más agua a los campesinos: Enormes estanques de cemento que recogerán el agua de lluvia y, según ellos, en mayor cantidad de la actual. Hay gente urbana ignorante que puede tragarse este cuento, pero los campesinos de Cajamarca pueden ser analfabetos, pero bobos no son.
Saben que aunque fuese cierto que los estanques que está construyendo (no se ha detenido el proyecto Conga) den más agua, es imposible que sustituyan el sistema hidráulico natural que, como repito, hace brotar más de 600 manantiales a diferentes alturas. Además conocen muy bien a Yanacocha: Saben que ya mató dos lagunas: Yanacocha y San Juan. Saben que convirtió el río Grande que daba agua a la ciudad capital del departamento en cuatro tuberías de agua contaminada, cuya descontaminación no la paga la empresa sino los usuarios. Saben que ya hizo un estanque con capacidad de millones de litros y que no tiene ni una gota de agua.
El Estudio de Impacto Ambiental, que es un documento farsante e ilegal, dice que matará cuatro lagunas: A dos de ellas para sacar oro de abajo y a otras dos para convertirlas en basurales de desechos venenosos.
Otro cuento que hacen tragar es el de los millones que invertirán y que sacarían al Perú de la pobreza. No quieren que el pueblo se entere de que servirán para comprar el molino de piedra más grande del mundo, que no lo harán artesanos peruanos. Comprarán explosivos para matar la naturaleza peruana y sustancias químicas que envenenarán el agua. Ese dinero no vendrá al Perú.
La exigencia de verdadero diálogo por parte del pueblo no sólo será una actitud de justicia de parte de la población urbana, sino también en beneficio de su propia salud y de su propia vida; pues la desaparición del pequeño campesino porque le roben el agua y la tierra, le privará de los alimentos sanos que él le provee; entonces caerá en las garras de la llamada “industria alimentaria”, a la que su voracidad por la ganancia le lleva a envenenarnos con transgénicos y químicos.
El pueblo que no es sobornado por las empresas depredadoras no tiene ninguna razón para defender la depredación. Le corresponde defender el agua y la vida.
—
*Hugo Blanco Galdós es dirigente histórico de la izquierda y de la Confederación Campesina del Perú (CCP). Integró la Asamblea Constituyente de 1979 por la agrupación Frente de Izquierda Revolucionaria y fue candidato al Parlamento Andino por el Partido Socialista. Actualmente es editar del periódico mensual “Lucha Indígena”.
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