02.Feb.2012 - Marco Arana y Padre Issac Shahuano antes de dar la bendicion a los marchantes en la "Gran Marcha Nacional por el Agua" Foto: Jorge J. Chávez Ortiz
18.Jul.2012 - Padre Issac Shahuano caminando hacia la laguna El Perol en el Py. minero Conga, en marco a las visita de los facilitadores. Foto: Jorge J. Chavez Ortiz
Por: Jorge Pereyra
San Franciso de Asis, el Santo Ecologista, lo mandó llamar. Y se fue calladito con su cabecita blanca, arropado en su raído hábito marrón y su enorme corazón verde.
¿Quién nos defenderá ahora de los feroces lobos promineros y de sus policías sanguinarios?
El padrecito Isaac Shahuano, durante las heroicas jornadas populares en Cajamarca, contrarias a la imposición del criminal proyecto Conga, y ante la salvaje y animalizada represión de la policía, abrió las puertas de la Iglesia de San Francisco a miles de campesinos, estudiantes, ronderos y manifestantes. Desde entonces, la iglesia se convirtió en el corazón y en el refugio de las protestas contra el contaminante proyecto Conga.
Su banderita verde, flameando en el frontis de nuestro amado templo franciscano, fue un símbolo para recordarnos que la Casa de Dios siempre es posada y está al servicio de los más pobres.
Y así como en la antigüedad, los conventos se convirtieron en albergues de las invasiones bárbaras, así nuestra iglesia de San Francisco (llamada desde la Colonia, "Iglesia de Indios") fue cobijo y abrigo para los manifestantes más humildes de Cajamarca.
"Muchas personas venían del campo a hacer esta resistencia pacífica. Al verlos desamparados, y en riesgo de ser atropellados por las fuerzas del orden, les dimos un refugio seguro”, relató alguna vez el sacerdote con la humildad que lo caracterizaba.
Por todo ello, gracias Padre Luchador. Gracias por haber sido como fuiste, un auténtico franciscano, un ínclito defensor de la Madre Naturaleza, un guía valeroso que no le tenía miedo a los lobos minerómanos. Gracias Padre Isaac por haber amparado nuestra vida, nuestra tierra y nuestra agua.
Gracias por enseñarnos que no hay mejor manera de amar al prójimo que amar al medio ambiente.
Padre Isaac, yo tuve el privilegio de vivir en tu época y fui testigo de tu gran amor por los excluidos, los más vulnerables, los eternamente pisoteados. Por eso, estoy seguro, ya eres en nuestro corazón para todos los ambientalistas, el amado San Isaac, que no necesita canonizarse en el Vaticano.
Sus restos vienen siendo velados en la capilla de la Virgen de los Dolores, acompañado de aquellos a quienes protegió y de los demás fieles católicos.
Gracias, padrecito. Gracias Fray Isaac Shahuano. Gracias Santo del Agua.
San Franciso de Asis, el Santo Ecologista, lo mandó llamar. Y se fue calladito con su cabecita blanca, arropado en su raído hábito marrón y su enorme corazón verde.
¿Quién nos defenderá ahora de los feroces lobos promineros y de sus policías sanguinarios?
El padrecito Isaac Shahuano, durante las heroicas jornadas populares en Cajamarca, contrarias a la imposición del criminal proyecto Conga, y ante la salvaje y animalizada represión de la policía, abrió las puertas de la Iglesia de San Francisco a miles de campesinos, estudiantes, ronderos y manifestantes. Desde entonces, la iglesia se convirtió en el corazón y en el refugio de las protestas contra el contaminante proyecto Conga.
Su banderita verde, flameando en el frontis de nuestro amado templo franciscano, fue un símbolo para recordarnos que la Casa de Dios siempre es posada y está al servicio de los más pobres.
Y así como en la antigüedad, los conventos se convirtieron en albergues de las invasiones bárbaras, así nuestra iglesia de San Francisco (llamada desde la Colonia, "Iglesia de Indios") fue cobijo y abrigo para los manifestantes más humildes de Cajamarca.
"Muchas personas venían del campo a hacer esta resistencia pacífica. Al verlos desamparados, y en riesgo de ser atropellados por las fuerzas del orden, les dimos un refugio seguro”, relató alguna vez el sacerdote con la humildad que lo caracterizaba.
Por todo ello, gracias Padre Luchador. Gracias por haber sido como fuiste, un auténtico franciscano, un ínclito defensor de la Madre Naturaleza, un guía valeroso que no le tenía miedo a los lobos minerómanos. Gracias Padre Isaac por haber amparado nuestra vida, nuestra tierra y nuestra agua.
Gracias por enseñarnos que no hay mejor manera de amar al prójimo que amar al medio ambiente.
Padre Isaac, yo tuve el privilegio de vivir en tu época y fui testigo de tu gran amor por los excluidos, los más vulnerables, los eternamente pisoteados. Por eso, estoy seguro, ya eres en nuestro corazón para todos los ambientalistas, el amado San Isaac, que no necesita canonizarse en el Vaticano.
Sus restos vienen siendo velados en la capilla de la Virgen de los Dolores, acompañado de aquellos a quienes protegió y de los demás fieles católicos.
Gracias, padrecito. Gracias Fray Isaac Shahuano. Gracias Santo del Agua.
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