Hace unos días se difundía una información que señalaba que las grandes empresas mineras que operan actualmente en el Perú responden a corporaciones que se caracterizan por tener un sumo cuidado y preocupación por las condiciones de los países en los ejercen sus actividades, rigurosas respecto a la cultura y su política de actuación. El hecho de cotizar en las grandes bolsas internacionales les obliga, se sostenía, a no dejar ningún asunto al azar.
En ese sentido, Felipe Melo Vega, gerente general de la consultora ‘Responde’, citaba, a través de su blog en lamula.pe, al ranking de sostenibilidad ambiental que cada año elabora la agencia económica especializada Dow Jones. En el mismo se encuentran empresas como Xtrata, que opera en los complejos mineros de Las Bambas, en Antapacay y Tintaya; a Newmont, en Yanacocha; Anglo American, en Quellaveco y Barrick Gold (mina Pierina y Lagunas Norte). Las empresas figuraban, en dicho ranking, entre las líderes en sostenibilidad ambiental a nivel global.
Si se tiene en cuenta la conflictividad de algunos de los proyectos mineros desarrollados, o por desarrollar, en diferentes regiones del país, ¿cómo recibir esta clasificación? ¿Cuáles son los parámetros que convierten a aquellos que son tan mal vistos en algunas zonas en líderes mundiales en excelencia?
El índice de sostenibilidad ambiental de Dow Jones es elaborado conjuntamente por la propia agencia, y por SAM, empresa dedicada a monitorear las mejores prácticas ambientales a nivel global –no sólo respecto a la minería, sino en el ámbito empresarial general-.
Anualmente, Dow Jones y SAM evalúan a las empresas según tres grandes criterios: el aspecto económico, sus prácticas ambientales, y la dimensión social.
En el ámbito económico, el índice pretende establecer las capacidades de gestión de la empresa y su conducta dentro de la industria a la que se encuentra inscrita.
En el aspecto social se observa con detalle el desarrollo de su capital humano, su capacidad para atraer o retener nuevos asociados, y sus labores filantrópicas.
Por último, la dimensión ambiental depende de los reportes medioambientales que emite la propia empresa, y los que organismos no gubernamentales difunden sobre las actuaciones de la misma.
Adidas, BMW, Cocacola…todas estas grandes empresas pasan por el filtro del índice elaborado por Dow Jones. Anualmente, tanto a nivel mundial como regional, las compañías líderes en sus respectivos mercados también forman parte del mismo. Las compañías mineras que operan en nuestro país no son una excepción.
La cuestión es: ¿su excelencia en este ranking calmará la animadversión que algunas poblaciones sienten hacia ellas?
En ese sentido, Felipe Melo Vega, gerente general de la consultora ‘Responde’, citaba, a través de su blog en lamula.pe, al ranking de sostenibilidad ambiental que cada año elabora la agencia económica especializada Dow Jones. En el mismo se encuentran empresas como Xtrata, que opera en los complejos mineros de Las Bambas, en Antapacay y Tintaya; a Newmont, en Yanacocha; Anglo American, en Quellaveco y Barrick Gold (mina Pierina y Lagunas Norte). Las empresas figuraban, en dicho ranking, entre las líderes en sostenibilidad ambiental a nivel global.
Si se tiene en cuenta la conflictividad de algunos de los proyectos mineros desarrollados, o por desarrollar, en diferentes regiones del país, ¿cómo recibir esta clasificación? ¿Cuáles son los parámetros que convierten a aquellos que son tan mal vistos en algunas zonas en líderes mundiales en excelencia?
El índice de sostenibilidad ambiental de Dow Jones es elaborado conjuntamente por la propia agencia, y por SAM, empresa dedicada a monitorear las mejores prácticas ambientales a nivel global –no sólo respecto a la minería, sino en el ámbito empresarial general-.
Anualmente, Dow Jones y SAM evalúan a las empresas según tres grandes criterios: el aspecto económico, sus prácticas ambientales, y la dimensión social.
En el ámbito económico, el índice pretende establecer las capacidades de gestión de la empresa y su conducta dentro de la industria a la que se encuentra inscrita.
En el aspecto social se observa con detalle el desarrollo de su capital humano, su capacidad para atraer o retener nuevos asociados, y sus labores filantrópicas.
Por último, la dimensión ambiental depende de los reportes medioambientales que emite la propia empresa, y los que organismos no gubernamentales difunden sobre las actuaciones de la misma.
Adidas, BMW, Cocacola…todas estas grandes empresas pasan por el filtro del índice elaborado por Dow Jones. Anualmente, tanto a nivel mundial como regional, las compañías líderes en sus respectivos mercados también forman parte del mismo. Las compañías mineras que operan en nuestro país no son una excepción.
La cuestión es: ¿su excelencia en este ranking calmará la animadversión que algunas poblaciones sienten hacia ellas?
Fuente: La Mula
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