Por: Irma Pflucker
La tarde del jueves 19 realicé una recarga virtual en una cabina de internet a media cuadra de la avenida Petit Thouars. Concluida la transacción y cuando salía del local, la joven que me atendió me reclamó que las monedas con que pagué eran falsas. Conversé con ella, sorprendida, haciéndole notar que ella misma había completado el trámite sin problemas y que habían pasado unos minutos desde entonces. Lo que haría cualquiera en una situación así. La joven me siguió hasta el hall del edificio al que ingresé, del que había salido minutos antes para hacer la recarga.
Hasta ahí, una anécdota, algo que puede ocurrirle a cualquiera. Lo sorprendente viene luego: dos policías ingresan al hall, intervienen en la situación, invitan a la joven a realizar una denuncia en la comisaría y me indican que debo acompañarlos, puesto que se trata de un caso de presunta falsificación (no un malentendido, no una “viveza”, sino “falsificación”). Más sorprendente aún: en la puerta del edificio, un patrullero espera con un tercer agente para conducirnos a la comisaría. Para que se ubiquen mejor, debo decir que en el edificio del que hablo se encuentra uno de los locales partidarios de Tierra y Libertad y que me encontraba en ese local trabajando, como todas las tardes, en la coordinación de la Marcha Nacional por el Agua.
Permanecí alrededor de cuatro horas en la comisaría de Santa Beatriz. Allí presencié la redacción de varios documentos: uno en el que consta la denuncia, otro en el que consta mi declaración, uno tercero que reporta la entrega de evidencia para un peritaje técnico (tres monedas de cinco soles), todo matizado por la repentina lentitud de los agentes. Un abogado de mi organización y otro del IDL acudieron a la comisaría. El incidente concluyó, pero queda pendiente una citación en cuanto concluyan las investigaciones, que deberían definir no sólo si el dinero es falso, sino si estoy conectada con una mafia de falsificadores (¡!).
Respecto a la actuación de la policía, quedo extrañada de la diligencia con que han obrado y espero que con esa misma diligencia se conduzcan ante los graves y cotidianos problemas de seguridad callejera que sufrimos las y los limeños, que con esa misma prontitud resuelvan los reclamos de las cientos de mujeres que acuden a las comisarías hartas de la violencia que sufren en sus propios hogares. Lo indebido o irregular que haya hecho la policía en mi caso es cosa que evalúan los abogados. Apenas hago constar estos hechos para que cada uno saque sus conclusiones. Mi organización y yo estamos sacando nuestras propias conclusiones.
Intenté -con mi organización-manejar el incidente de modo que no distraiga innecesariamente los esfuerzos que estamos desplegando quienes promovemos la Marcha por el Agua. Sin embargo, publico ahora esta nota en vista que un diario local publicó el hecho hoy, despertando preocupación no sólo entre las personas y organizaciones con las que coordino diariamente y que aun no habían sido informadas, sino también entre familiares, amigos personales y contactos.
La seguridad personal de nuestros dirigentes -y de todos los que resisten diariamente al poder omnívoro del oro- está puesta en cuestión no sólo por la dudosa actuación de las fuerzas del orden, sino fundamentalmente por el silencio al que es sometida nuestra agenda: el derecho al agua y a un desarrollo que atienda a la tierra y a su gente, y no únicamente al dinero de unos pocos. Mi posición en esta coyuntura es relativa. En esa medida, agradezco el interés, llamadas y mensajes recibidos y espero que esta solidaridad se traduzca en más fuerza y más organización en el objetivo que nos conecta: poner en la agenda nacional el problema del agua, un problema de millones de peruanos y peruanas, lucha que en este momento tiene consignas muy claras: la intangibilidad de las cabeceras de cuenca, la prohibición de la minería de mercurio y cianuro, el agua como un derecho humano.
Si algo bueno podemos sacar de este incidente, sea la atención sobre La Marcha por el Agua. Mañana domingo a las 4pm en el local de la CUT hay una nueva reunión de coordinación. Están todas y todos invitados. Lleven sencillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario