12 junio, 2012

Sonseando con Aldo Mariátegui: "Watergate” criollo"

LIMA - Iba a ocuparme de los recientes disparates del analista gringo Levitsky, pero hay temas de mayor peso que las románticas disquisiciones de café de un caviar teórico de pizarrón que nos sermonea desde un mullido sillón en Harvard. ¡Gravísima esta revelación de que la Fiscalía y un juez, con la benevolencia del presidente del Congreso, hayan autorizado que la Policía espíe nada menos que a un congresista de la República (ya me imagino como estaría aullando la izquierda si este atropello le hubiera sucedido a JDC o a la Villarán)! Aún en casos de terrorismo y narcotráfico sería muy debatible que algo así se apruebe.

Un congresista -por más que el Legislativo ande tan devaluado en su imagen- no es cualquier fulano. Es nada menos que un integrante de uno de los tres poderes básicos del Estado moderno, electo por la ciudadanía para que le represente, poseedor de inmunidad y creador de leyes. Mal entonces puede aceptarse que los otros poderes instiguen a que la Policía fisgonee en sus comunicaciones y menos aún que -algo insólito e inadmisible- el propio titular del Congreso apañe esto, sea por acción u omisión. Estamos nada menos que frente a un inmenso escándalo constitucional, de las dimensiones de un "Watergate", cuando el Ejecutivo yanqui bajo Nixon organizó un grupo de tareas para espiar en la sede del Partido Demócrata.

Para empezar, la jueza Carmen Arias y el fiscal William Montes deben irse a sus casas inmediatamente. Pero tampoco se trata de que los peces chicos paguen solos las consecuencias de las decisiones de aquellos jefes que le dieron luz verde a este engendro. Así, otra baja -ineludible, ineludible, ineludible- a corto plazo es la del titular de la Fiscalía, José Luis Peláez, mientras que el titular del PJ San Martín nos debe por lo menos una muy buena explicación si quiere salvar el cuello. Lo mismo debe hacer el ministro de Comercio Exterior, José Luis Silva, que también debería dejar ipso facto el cargo de descubrirse que él haya tenido algo que ver con esta barbaridad antidemocrática.

Y en cuanto a responsabilidades políticas, Daniel Abugattás debería bajar al llano por haber permitido este exceso y no haber defendido ni sus fueros ni a sus colegas, además de pasar por las comisiones de Ética y Constitucional para dirimir sus responsabilidades. Es que después de esto ya no es digno de permanecer en la presidencia del Congreso.

No exagero; esto es gravísimo. Desde el montesinismo que no hemos visto una infracción tan seria contra el orden democrático. ¡Espiar desde el Estado a un congresista! Mal haría la oposición congresal en dejar que esto pase por agua tibia. Y que ya de una vez se legisle para acabar con este festín de los chuponeos, por más que algunos engreídos coleguitas pataleen.

-Veamos otros dos temas no menos graves que están pasando desapercibidos. Uno es que tras más de tres años hemos registrado por primera vez un déficit comercial, básicamente más por una caída en la producción de oro (se embarcó 34%) y cobre que por la baja de precios de estos metales. Ya los boicots de los rojos contra una ampliación de más minas (desde Quilish a Tía María y Conga) para tomarle el relevo a las que se agotan nos está comenzando a pasar factura y la afluencia de dólares a nuestro país podría revertirse. Otra noticia preocupante es la advertencia de la consultora Macroconsult respecto a que la manufactura no primaria (12% del PBI y generadora del mejor empleo formal) no ha crecido desde hace siete meses, con una caída muy fuerte en textiles por menor demanda externa. Perdemos fuelle...

Sujetos perversos como el cura Arana y Santos nos van a terminar costando un desbalance comercial crónico, lo que va a acabar con nuestro sano crecimiento económico. Qué maldición son los rojos para el país...

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