Por: Franz Sánchez
En mi último artículo publicado en EL SHILICO (cuya postura a favor de las actividades extractivas no intentó jamás, y esto tengo que resaltarlo, jamás… aplacar mi pluma, intervenir en mis columnas o silenciar mis opiniones), dije que estoy en contra de cualquier tipo de cacería de brujas. Que no creo en los ajusticiamientos y menos en la represión a quienes no piensan igual que uno. Pero una cosa es una, y otra es otra.
Y acá, los “periodistas” que aparecen hoy para la prensa nacional como mártires de la libertad de pensamiento, denunciando haber sido perseguidos, amenazados, torturados y casi ultrajados por los contrarios a la mina, son unos completos descarados. Jamás tuvieron independencia, fueron y siguen siendo esclavos… no solo de la transnacional sino que también de sus propios demonios, culpas, remordimientos y temores que aceptaron gustosamente al rubricar contratos de alquiler, compra/ venta de opiniones, y hasta de pensamientos. Esas son las “transas” que ellos mismos cuentan (cuando las copas hacen estragos contra la inmunidad que les otorga la sobriedad… inmunidad y también conchudez).
Estos señores que se han ganado su reputación a buen pulso y en “manchitas achoradas” que adquirieron cierto patrimonio (con todo derecho) gracias a la minera, y que deben (digo deben porque nunca lo dicen abiertamente) deben tener una opinión favorable sobre la megaminería a cielo abierto (cosa que me parece completamente aceptable), aparecen hoy como víctimas y sufridos periodistas combativos, pero no para la propia población que se sopló editoriales de dos horas de duración en donde reventaban cuetes y arman castillos de zalamería y desparpajo radiofónico…
La población se dio cuenta, y no la (Plataforma Interinstitucional de Celendín)… Si es que fuesen perseguidos, sería únicamente por pobladores cansados de sus alaracas cabineras, ya que en la calle no sostienen lo que dicen en una cabina radial.
Y el tema aquí no es si está mal que sean comunicadores metalúrgicos, que alquilen sus espacios o sus programas o por último, que alquilen su boca a favor de la mina, sino que lo hagan y digan que son “independientes” eso es lo que me disgusta… porque engañan abiertamente a los oyentes, a la población que de por sí ya está muy confundida. Sean periodistas yanacochinos, sean periodistas neoliberales, ultraderechistas o simplemente “oportunistas” pero cuando lo hagan… DÍGANLO. Eso no solamente es una virtud del comunicador, es una virtud de hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario