“Lo relevante no pasa por el resultado de un peritaje sino por ejercer una eficaz gobernabilidad”, sostiene la consultora en conflictos sociales Irma Montes. ¿Tú qué opinas?
Irma Montes Patiño
Consultora en conflictos sociales
Presentados ya los peritos internacionales para la evaluación del estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto Conga, la pregunta es ¿será determinante el resultado del peritaje para resolver la conflictividad en Cajamarca por el megaproyecto minero?
La propuesta del peritaje surgió a raíz de la escalada del conflicto a su etapa de crisis que obligó al Estado a acudir a medidas previstas para casos de emergencia social y riesgo de la estabilidad democrática. Se declaró el estado de emergencia en la zona de influencia y la crisis fue eficientemente controlada con operaciones policiales dirigidas por el ahora primer ministro Óscar Valdés. Como medida urgente, se aprobó someter la continuidad del proyecto a un “peritaje del EIA”, aunque no se ha explicado claramente en qué consiste.
Lo primero a tomar en cuenta es que los peritos ambientales son técnicos especializados en recabar información a priori sobre las condiciones, riesgos o posibles daños al entorno ecológico de un proyecto extractivo. Así, el peritaje debería realizarse previamente a la elaboración del EIA, pues sus datos deben fundamentarlo. Es poco razonable sostener que se hará un peritaje al EIA pues la figura del peritaje no es usada como mecanismo de resolución de conflictos, menos aun cuando no existe consenso entre los actores. Darle pues matiz de internacional es un tanto demagógico, como si lo extranjero garantizase la objetividad y transparencia. Flaco favor para lo nacional, cuando jurídicamente es el único ámbito en el que podrá aprobarse o declararse la inviabilidad puesto que un EIA es una declaración jurada con carácter legal. Erróneamente se cree que los resultados del peritaje internacional tendrán carácter dirimente o vinculante, algo imposible pues no existe autoridad supranacional que pueda validarlo ni vetarlo.
Nadie cuestiona el expertise de los peritos foráneos sino el trasfondo de crear expectativa sobre la opinión profesional de un documento que no obliga a los actores. Digamos que el peritaje arroje una opinión “favorable” y ¡Conga va!, pero, ¿realmente irá? ¿Pesará una opinión ya rechazada por uno de los actores principales, para politizados seudoambientalistas y otros detractores del proyecto?
Es poco serio pensar que el presidente regional, Gregorio Santos, y sus secuaces, entre ellos anarquistas y el emerretista Saavedra (que purgó condena por terrorismo) aceptarán el dicho de los peritos. Estos personajes van de la mano del financiamiento y apoyo de ONG internacionales cuya esencia se desvirtuaría si los problemas sociales y ambientales de nuestro país se solucionaran. Estas ONG no adoptarán nunca posiciones sumisas ante expertos cuyas opiniones difícilmente coincidirán con sus politizadas agendas.
Lo relevante no pasa por el resultado de un peritaje sino por ejercer una eficaz gobernabilidad, con respeto al orden jurídico, al principio de autoridad y a la jerarquía legal respecto a las inversiones y al aprovechamiento de los recursos naturales de todos los peruanos. A estas angustiantes alturas, el conflicto por Conga hastía por su manoseo político y su pobrísimo enfoque en resaltar los impactos positivos en el desarrollo y la inclusión social en la zona. Los payasos siguen desafiando al dueño del circo. No se trata de palabras que tejan un bonito poema sino de lograr que el mensaje (lo que realmente se quiere dar a conocer) se refleje en elevar la calidad de vida de las mayorías.
La inversión es la base de todo desarrollo, es herramienta y canal del progreso. En ello coinciden todas las teorías económicas: desde libertarias y neoliberales pasando por las socialistas y cuasi comunistas, nacionales e internacionales. Dejémonos de romanticismos y oportunismos politiqueros pues de continuar abusando de la excusa de Conga el único gran perdedor será el Perú.
Fuente: El Comercio
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